Simbología

Historia de la antigua Travesía Sagrada

En la Travesía Sagrada se recrea un antiguo ritual que realizaban los pueblos prehispánicos de la región del Ekab, la parte oriental de la Península de Yucatán. Se tienen evidencias que este antiguo rito tuvo lugar entre los años de 1250 a 1519 d.C. y en él, se rendía tributo a la diosa Ixchel que se asocia a la fertilidad y la luna.

El legado del pasado

La Travesía Sagrada tenía lugar cada año y antes de la peregrinación, se daba inicio con los días de mercado que se conocía como Kii’wik; ahí, se intercambiaban productos que serían parte de la ofrenda a presentar a la diosa Ixchel durante el ritual.

Después de ceremonías de purificación, los valientes peregrinos se embarcaban en canoas desde Polé, un puerto comercial prehispánico que hoy conocemos como Xcaret, y con coraje y valentía, cruzaban las aguas del mar de Ekab para llegar a la isla de Cozumel, donde se ubicaba el oráculo de Ixchel, en busca de consejo y palabras para llevar de vuelta a sus pueblos.

¿Quiénes participaban en la ceremonia?

Esta importante ceremonia involucraba a pobladores de diferentes sectores. Sacerdotes, peregrinos y mujeres de mayor edad o ancianas eran parte relevante del ritual en sus diferentes etapas. Ahua Can (Señor Serpiente) o Ah Kin (El del Sol) era como se le conocía al sumo sacerdote.

Adicional, había profetas a los que se les daba el nombre de Chilamoob, mientras que el jefe supremo de la comunidad o Halach Uiniki, también participaba en la ceremonia. También destacaban hechiceros, médicos y adivinos a los que se les hacía llamar Ah meneoob, así como Nacomes o sacrificadores, y los Chacoob que era un grupo de cuatro ancianos que prestaban su ayuda durante los ritos.

Significado de los colores

Para los antiguos pobladores de la región, el uso de colores en sus ceremonias y rituales también constituían un símbolo y representaban un concepto específico. Entre los más utilizados, destacan:
  • Verde: usado por los reyes. Es símbolo de poder.
  • Verde-Azul: utilizado por los sacerdotes y se asocia a la muerte. Los sacrificados y la piedra de los sacrificios se les pintaba de azul.
  • Rojo y Negro: asociado con los guerreros.
  • Amarillo: utilizado por hechiceros y adivinos.
  • Blanco: relacionado con la gente del pueblo.

Estructura de los ritos

Los rituales tenían una estructura bien definida que obedecía a su cosmogonía o concepto de creación. Cada parte de sus ritos tenía una razón de ser y eran ceremonias de gran relevancia entre la comunidad. Su estructura general se componía de:
Ayuno o abstinencia preliminar como símbolo de purificación del Pixán (alma) y otros ritos para establecer una conexión con el lado sagrado. Destacan elementos como la abstinencia sexual, insomnio, privación de alimentos y pintarse el rostro de negro utilizando hollín.
Realización de rezos y oraciones a la deidad a venerar, además de uso de música, danzas, cantos, procesiones y representaciones dramáticas.
A través de la adivinación sacerdotal, se seleccionaba el momento propicio para la ceremonia. El sacerdote u oráculo era el personaje que establecía el día, hora y miembros de la celebración.
De ser posible, el sacrificio de un ser vivo (pudiendo realizarse a un ser humano). Se presentaba una ofrenda a los dioses que experimenta una transformación de profana en sagrada como vínculo entre los hombres y lo divino. Servía como agradecimiento a los beneficios recibidos, así como un elemento para propiciarlos. Asimismo, expiaba culpas y alejaba los males, integrando la energía divina al propio ser para su transfiguración.
Se usaba agua virgen para los baños de vapor o en corrientes de agua, así como sangrías, cambio de vestiduras, confesión pública y sacralización de los objetos.
Sahumerio de los ídolos. Se utilizaba resina de copal para este procedimiento, además de ingestión de bebidas alcohólicas como Balché y Chicha, así como comidas especiales preparadas a base de maíz, cacao, carne de perro o de pavo, entre otras.
También se hacían ofrendas donde se podían incluir objetos, alimentos, vegetales e incluso, el ser vivo a sacrificar. Los dioses, al ser de esencia inmaterial e invisible, se les proporcionaba el sustento a través de olores de incienso y flores, así como el sabor de los alimentos o bebidas. También obtenían la energía vital de la sangre de animales o seres humanos que era liberada al dejar de latir su corazón o al ser consumidos por las llamas.

Motivos de los rituales

Los rituales tenían periodos bien definidos y eran tributos a los dioses principales, la fertilidad, los gremios o como iniciación de religiosos. Ocurrían también en festejos privados, para adivinación y curación e incluso para los distintos ciclos de la vida como embarazo, nacimiento, infancia, pubertad, matrimonio y muerte.

Mito prehispánico del maiz y la agricultura

Como es conocido, la civilización tuvo su origen a partir de la agricultura, cuando los anteriores pueblos nómadas se asentaron en un lugar de manera permanente. La creación de plantas cultivadas, así como sus cantos y ceremonias exaltan los valores de una sociedad agrícola, siendo también sinónimo de riqueza y vida civilizada, junto a otros elementos como las expresiones artísticas, la arquitectura y la escultura.

Características de los Dioses

Para los antiguos pobladores de la Península de Yucatán, sus deidades presentaban una mezcla de rasgos humanos y animales, así como elementos de fantasía. Estos dioses se desdoblan en cuatro advocaciones donde cada una se asocia a un color y rumbo en específico. Asimismo, cada una de estas entidades contaba con un aspecto dual como un equilibrio, pudiendo ser jóvenes o viejos, benévolos o malévolos, de acuerdo al contexto. Además, encarnaban en los antepasados y tenían diversas manifestaciones y nombres.

Mitos cosmogómicos Prehispánicos

Como parte de su cosmogonía, sus mitos ocurrieron en un momento intemporal y primordial, explicado como un tiempo sagrado que tiene distinciones respecto a la realidad cotidiana del ser humano que es finita.

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